Una de las actividades más provechosa en la enseñanza es la formación o cultivo de las aficiones coleccionistas de los niños. Las colecciones o conjuntos de cosas de una misma clase o especie son el resultado de la aplicación del hábito de orden al aprendizaje escolar. Una larga y valiosísima serie de hábitos sociales, mentales y operativos han de ser la consecuencia del espíritu coleccionista, implantado en la escuela como una tarea sistemática.

 

El coleccionismo ofrece muchas posibilidades en la promoción y sostén del espíritu científico del niño. Las colecciones han de servir, en efecto, para despertar la observación, el espíritu crítico, el razonamiento, el juicio comparativo, la experimentación; y por otra parte, en cada una de las colecciones que se pueden emprender en la Escuela, los alumnos hallarán la práctica de criterios de ordenación y clasificación que, en realidad, constituyen el nervio de la sistematización de la ciencia. Con el desarrollo de las aficiones coleccionistas se habrá adiestrado a los alumnos en la práctica de un grupo de operaciones intelectuales, válidas para el aprendizaje de cualquier materia.

Naturalmente, el método que sustancia el coleccionismo no supone un cambio en los epígrafes de un programa ya elaborado, ni la alteración de horarios y unidades de trabajo. La colección es un método para los escolares que tienen así la posibilidad de un enfoque distinto de las tareas de la clase, una manera nueva de tratar las distintas materias que integran el programa escolar: aprenden observando la vida real, en lugar de leer y escuchar lecciones sobre la vida.

Las virtudes sociales que pueden cultivarse por medio del coleccionismo son, esencialmente, las mismas que se derivan de cualquier trabajo en equipo, ya que en la clase se supera el egoísmo o la envidia que podrían alentar la ayuda mutua, el intercambio de información, la generosidad y renuncia y el goce de un bien común.

Filatelia Escolar

Entre las que alcanzan un mayor valor didáctico, se encuentran las colecciones de sellos ejecutadas por los escolares. El auge, difusión y popularidad alcanzados por la Filatelia en los últimos años, ponen a disposición del docente un precioso material educativo cuya eliminación del ambiente escolar supondría una falta grave de perspicacia. Las hermosas colecciones sistemáticas de sellos, sobre temas que prácticamente abarcan todas las materias del programa escolar, ofrecen al profesor un magnífico complemento para sus tareas cotidianas.

Aparte del valor como material auxiliar didáctico, la Filatelia posee un indiscutible interés social en cuanto que fomenta las relaciones entre los coleccionistas, bien en el plano individual, bien entre los distintos centros escolares. Suponen estas relaciones sociales el respeto de normas éticas y profesionales beneficiosas desde cualquier punto de vista.

Pero no termina aquí el balance positivo de la Filatelia escolar. Como "hobby" para llenar una parte del tiempo libre, como recurso educativo en las horas de ocio tiene la Filatelia un papel de indiscutible entidad. Desde un punto rigurosamente didáctico, las colecciones de sellos ofrecen al escolar multitud de ventajas de orden práctico: le obligan al orden, la clasificación y la sistematización; al análisis y a la observación; y en último caso, la Filatelia constituye el manejo de pequeños materiales que habitúan al esmero y detalle, tan importantes en la vida del estudio y el trabajo. Realmente, si son estas formas de la conducta las que interesa imprimir, en las aficiones filatélicas se halla un magnífico instrumento para iniciarse en la práctica de lo que más tarde han de ser hábitos.

Naturalmente, en este sucinto repaso de los valores positivos de la Filatelia, no puede olvidarse el interés económico que esta afición puede deparar a los coleccionistas. Una colección de sellos bien ordenada y con numerosas muestras puede tener su compensación material al cabo de los años, sobre todo por el precio progresivamente en alza que van adquiriendo con el tiempo algunas emisiones. Claro es que para la Escuela este valor económico no debe ser un fin fundamental, ni tampoco el motivo que se esgrima para fomentar la afición de los escolares por la Filatelia. La importancia económica de estas colecciones tiene su indiscutible relieve, pero en la Escuela debe primar siempre la idea de la formación de los alumnos. Son las virtudes sociales las que realmente se persiguen.


Escrito por
JUAN LEON DOMÍNGUEZ MARTINEZ, Maestro Diplomado Ciclo 1° ESO.
publicado en la Revista “Norba Filatélica”, Número 3 junio 2010